Partimos
hacia Celestún un lunes, cabe mencionar que hay dos rutas hacia dicho lugar, la ruta
larga, donde puedes conocer bastantes pueblos, como Caucé, Yaxché y Hunucmá, y
la corta que pasa por Umán. El desayuno lo tomamos en el hotel.
Tomamos de ida la
ruta larga para conocer aunque sea de paso otras localidades yucatecas, y
llegamos a Celestún en una hora y media. La carretera 281 está en muy buenas
condiciones y tiene una vista bastante linda.
Hay 2 recorridos en
lancha por Celestún. El primero lo encuentras en el centro turístico a la
entrada de la localidad, el precio por lancha es de 800$. Nosotros nos
decidimos por el tour que sale de la playa (llegas directamente por la calle
principal, pasando la plaza). Ahí nos recibieron y nos unimos a una pareja
canadiense y nos cobraron 150$ por persona.
La aventura
comienza con un viaje de unos 20 minutos por la playa, donde se pueden apreciar
infinidad de aves marinas, desde gaviotas, pelícanos y garzas, reposando
plácidamente en la playa. Vimos unos pelícanos bebé con la cabeza amarilla
bastante lindos. También aprecias los estragos dejados por un huracán hace
algunos años.
La magia comenzó
cuando vimos un grupo de flamencos rosados caminando a orillas del mar, esas
aves simplemente son hermosas, de un tono que mi cámara simplemente no pudo
captar. Su caminar es bastante gracioso, los bebés son de color gris y conforme
van consumiendo las aguas rojas, ricas en carotenos obtienen el color rosado.
Así vimos varios grupos, es una experiencia única en la vida.
Llegamos a un
muelle y en un árbol había una iguana muy bien camuflajeada, de ahí el lanchero
nos llevó hacia una laguna con agua cristalina de múltiples colores, amarilla,
roja, verde, azul, pececillos nadando junto a nuestros pies.
Posteriormente
pasas por debajo del puente que une a Celestún con Yucatán y mágicamente vez
como el agua pasa de un verde esmeralda a un color rojizo bastante
impresionante. De ahí te llevan a través del bosque petrificado, un túnel de
manglares por donde la lancha pasa a penas. También te llevan a un ojo de agua,
que según el lanchero había tomado un color demasiado rojo por la presencia de
un huracán, normalmente el agua es cristalina. Ahí te puedes echar un chapuzón
bastante agradable para quitarte el calor. Durante el recorrido se puede
apreciar la hacienda salinera "Real de Salinas".
Con tristeza el
tour terminó y regresamos por el mar a la playa donde tomamos la lancha, nos
despedimos de los canadienses y ahora si, era hora de descansar. Hay varios
restaurantes donde te deja la lancha, si tienes poco presupuesto puedes a la
plaza y encontrarás precios más accesibles. Como nosotros queríamos palapa
consumimos en la playa y te dejan llevar cerveza que compras a una cuadra. Ya
bien comidos y descansados nos metimos al mar, el cual es muy tranquilo, la
arena es blanca y fina. Fue bastante relajante.
De las cosas que
más disfruto en la vida es ver el atardecer en una playa y en Celestún
simplemente fue hermoso, son de las imágenes que llevas de por vida. Ya en la
noche nos despedimos y regresamos a Mérida por la vía corta y llegamos en 50
minutos al hotel, nos dimos un chapuzón en la alberca y a dormir.
A continuación les dejo un video de este recorrido
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