Bien desayunados en el hotel salimos con rumbo
a Edzná, tomando la carretera federal 261 y luego la desviación hacia la 188,
con un recorrido de 45 minutos. La entrada es libre los domingos y también
cuenta con espectáculo de luz y sonido con un costo de 115$.
A la entrada se encuentran varias estelas, continuando el recorrido llegas a la
plaza central, la cual es inmensa! Además cuenta con una tribuna (Nonoch Ná)
con escalones de piedra bastante alta, desde donde se puede apreciar una
panorámica de toda la zona. Pero lo más impresionante es la gran acrópolis, un
edificio piramidal de 5 niveles majestuoso, desgraciadamente como estaba en
reparación el acceso no estaba permitido. Cuenta con otros edificios padres
como el juego de pelota y la Vieja Hechicera, además de varias esculturas, todo
rodeado de un mar verde, vale la pena visitar esta zona, es muy impresionante.
Sobre todo cuentan del sistema hidráulico tan avanzado para evitar
inundaciones.
Partimos de ahí para comer en Champotón, un pueblo pesquero, cuyo malecón es
precioso, se pueden apreciar las lanchas en un puerto interno bastante curioso.
Por querer sacar la foto de un pájaro posando casi chocamos jeje.
Pero la foto se logró! |
Para no
perder la costumbre queríamos playa, así que nos dirigimos hacia Seybaplaya,
pero algo salió mal en el recorrido y no encontramos donde nadar!! Solamente
había piedras y más piedras, así que preguntando llegamos a una playita con
palapas y juegos bastante tranquila donde compramos unas cervezas y pasamos el
resto del día esperando el atardecer. De ahí regresamos a cenar a Campeche y
probé las empanadas de cazón, bastante ricas! Así como el agua de coco con
canela muy refrescante.
De ahí nos fuimos al hotel, fue un día tranquilo, en el cual conocimos un poco
más de la gente de este estado tan precioso, pues puebleamos sin querer, pero
fue una experiencia diferente y enriquecedora.
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